Opino de esa manera porque en los Estados Unidos de Norteamérica, a diferencia de nuestros países de habla hispana a excepción de la madre patria, hay algo que se llama política de estado: una directriz de actuación que se adopta por encima de los deseos individuales de los presidentes de turno, que marca la tendencia de las relaciones del país del norte con sus vecinos, asociados de negocios y demás países del mundo. Bajo ese contexto, la política exterior de los Estados Unidos es decrementar el consumo de petróleo y estimular combustibles emergentes, además de reducir a su mínima expresión la compra de crudos a Venezuela, lo cual han expresado abiertamente ambos candidatos. Así mismo, ambos candidatos entienden que esa fórmula doctrinaria del Socialismo del siglo 21 hay que cercarla y evitar a toda costa su expansión, para evitar que otras potencias de distinta tendencia política y económicas se establezcan el a región.
Adicionalmente, nuestro Presidente se ha encargado de dañar la relación con el socio comercial y vecino, expresándose de la manera mas soez hacia el pueblo norteamericano, y en ese país, el verdadero nacionalismo funciona, razón por la cual el Presidente no es bien visto.
Así que ante tales situaciones, no creo que haya conveniencia en que gane uno u otro, porque al final, ellos defienden sus intereses y nosotros ya no somos interesantes, triste realidad para una nación que llegó a tener aviones F16 cuando nadie pensaba tenerlos, nos visitaban grandes personalidades, y se pensó en algún momento que seríamos los rectores del sub continente.
Todo quedó en el pasado, ahora lo que nos queda es desprestigio internacional.
Comencemos a trabajar para crear en nuestro país el verdadero cambio promocionando el voto el próximo 23 de noviembre, y dejemos de pensar en pendejadas y falsas ilusiones, ya estamos grandes para tales desaciertos.
Luis, una terrible noticia, nuestra querida amiga.