Estimados lectores:
Aquí les entrego una excelente opinión de Argelia Ríos, columnista del UNIVERSAL en atención al post anterior de mi autoría, disfrútenlo:
Si no es por las buenas, la revolución llegará al Zulia por las malas
La "Batalla del Lago", como Chávez la llamó, no tuvo su fin el 23N. El veredicto de los zulianos, antes que resolverla, avivó la disputa. El Presidente ya lo había advertido: si no obtenía la victoria, los devotos de La Chinita serían "ejemplarmente" escarmentados... El comandante siempre ha echado de menos una épica: el control del Zulia le representa la oportunidad de tener su propia "Sierra Maestra"... La saña contra Rosales describe la severidad del asalto: si no es por las buenas, la revolución llegará al Zulia por las malas. Esto es, mediante los cañones de la Fuerza Armada, cuya sobreexposición, durante las últimas semanas, es una explícita exhortación a la "rendición incondicional" del país disidente: en especial, de todos aquellos que aspiren a competirle su condición de hegemón irrefutable... El plan para perpetuarse no se remitía sólo a la garantía de su candidatura: como es obvio, también involucra un conjunto de asaltos militares, destinados a aniquilar a las figuras y situaciones que le representen obstáculos.
Visto así, en los duros términos en que Chávez se ha planteado la "conquista militar" del estado Zulia, el juicio contra el alcalde de Maracaibo es sólo una excusa abominable. Un pretexto para reducir el ánimo de la Venezuela democrática y la firmeza de la única estrategia con que ésta logró encaminarse... Si no fuera por las terribles consecuencias personales que la situación le acarrea a Rosales, a su esposa y a sus diez hijos, esta estratagema de apariencia judicial sería por completo irrelevante. Lo que le concede importancia a esta farsa despiadada -que estimula babiecadas de ocasión alrededor de "investigaciones necesarias" y de "solidaridades automáticas- es el propósito oculto detrás de la perversa trama con que Chávez vuelve a dividir a sus contrarios... En virtud de su influencia entre los zulianos -y de la forma como su desempeño se convirtió en un amurallado democrático que contuvo el avance bolivariano en esos patios estratégicos- el ex gobernador ha sido escogido por el Presidente como el símbolo de una embestida militarista que abarca todo el país.
Es cierto que la arremetida busca primero reprender al estado Zulia, cuya rebeldía es el principal freno de su objetivo perpetuista. El carácter díscolo de los votantes zulianos, a quienes Rosales ha respondido con solvencia a través de una exitosa gestión, es apenas el blanco inicial de esta maniobra militar, con la cual se busca someter -a punta de bayonetas- a la población que con mayor brío se le ha resistido a su proyecto de dominación... La capitulación de los zulianos no es lo único que Chávez procura con su ocupación autoritaria. En su cálculo, la caída del Zulia animaría un indiscutible efecto dominó, al final del cual echaría raíces el militarismo con que hoy nos están probando... Por eso, no se pregunte si Manuel Rosales debe o no entregarse. Pregúntese si usted ya se entregó. Esa sí es una pregunta seria.
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